Cada 28 de Septiembre, desde tiempos remotos y días previos al 28 de septiembre, los niños y jóvenes salen a recolectar “Coligües” (familia del Bambú), lo acumulan en un lugar en forma de ruca india y a la hora del crepúsculo de ese día, la encienden. El archipiélago se ilumina proporcionando un bello espectáculo que conmemora el onomástico del santo patrono de Calbuco, San Miguel. Las casas en signo de reverencia al santo, son engalanadas con velas encendidas. Antiguamente se ponían faroles encendidos en los frontis. Esta constituye una de las tradiciones más antiguas de Calbuco y sus alrededores, en cada oportunidad se realiza con renovado fervor.
Las familias Calbucanas suelen reunirse en torno a una luminaria mientras los niños juegan alrededor de ella hasta que se extingue, en tanto los adultos con la mirada puesta en la fogata, parecieran quemar los malos espíritus que durante el año le han rodeado.